Salpimentamos el pollo con anticipación para que los condimentos se distribuyan uniformemente por toda la carne. Para ello, espolvoreamos el pollo con un buen puñado de sal gruesa y la frotamos para que se adhiera a la carne. Dejamos reposar durante dos horas y sacudimos el pollo para retirar la sal sobrante. Damos unos toques de molinillo de pimienta negra.
Precalentamos el horno a 250ºC durante 20 minutos. En ese tiempo, secamos bien el pollo con papel absorbente y calentamos en el fuego una sartén de hierro, o una fuente apta para el horno, con un cuatro cucharadas de aceite de oliva. Doramos la parte de la piel del pollo durante cinco minutos.
Dejamos el pollo con la piel abajo y lo colocamos en la parte baja del horno, en el fondo, no en las rejillas o baldas. La cocción tardará entre 20y 25 minutos, dependiendo del tamaño del pollo, y de si está deshuesado o abierto en mariposa. En ese tiempo, apoyado en la parte baja del horno, se seguirá dorando la piel y el calor y aire caliente del horno asarán la carne.
Para verificar que está perfecto, medid la temperatura en el interior del muslo y en la parte más gruesa de la pechuga con un termómetro de sonda y dejad hasta que esté a unos 75ºC. Cuando el pollo esté listo, lo sacamos del horno y lo servimos con unos gajos de limón, llevándolo a la mesa donde después lo cortaremos en trozos manejables o presas de manera tradicional.
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