La plancha del pelo ha pasado de ser una herramienta solo al alcance de unos pocos a convertirse en un gadget indispensable en un hogar en el que el cabello supere los 3 centímetros de longitud. Su uso se ha extendido en la última década creando una auténtica carrera armamentística beauty, ante la cual el simple hecho de comprar un moldeador para el cabello necesita hacer una comparativa con campo más allá de la potencia/precio. Longitud del cable, autonomía, anchura de las placas, material del que están hechas o regulación de la temperatura son características a valorar antes de tomar la decisión final.
Pero tras haber adquirido la plancha del pelo, y probablemente contando con experiencias pasadas, llega la cuestión del mantenimiento. Plantarle cara a la obsolescencia programada es posible y seguir las instrucciones de uso adecuado es tan importante como limpiar las placas correctamente y cumplir con un mantenimiento 10. Quien utiliza herramientas de calor para moldear su cabello a diario está acostumbrado a utilizar protectores términos. Su finalidad es crear una película protectora que evite que el calor impacte directamente en la fibra y la estropee.
Además de proteger el cabello y actuar de pantalla frente al calor, según María Jesús Molinero, del Equipo de Educación de Ghd, también nos aportan diferentes efectos y facilitan el peinado con la plancha. "Todos se aplican con el cabello húmedo y se secan completamente antes de pasar la styler", indica. La recomendación es utilizar cosméticos especialmente formulados para este fin, ya que no dejan residuos sobre el cabello, como puede ocurrir con aceites, lacas o geles. Una correcta higiene de la plancha del cabello repercute en la facilidad del peinado y en los resultados que se obtengan.
Tan importante como el antes (preparar el cabello) es el después, cómo tratar la plancha del pelo después de utilizarla. De entrada, es recomendable limpiar a menudo la plancha, para evitar la acumulación de residuos y su posible solidificación. Para evitarlo, existe un sencillo ritual rápido y fácil de recordar con el que mantener la plancha siempre limpia.
Además de la guía oficial de limpieza de las placas, también hay quien defiende encender la plancha de pelo para que el calor haga que la posible suciedad se ablande y sea más fácil de retirar. Tras calentarla, se apaga y se desenchufa, para proceder a la limpieza cuando se haya templado y ya no queme. Con un algodón o con un paño húmedo, se limpian las placas, siempre con cuidado de no quemarse. En las redes sociales, también encontramos quien aconseja empapar el algodón o un bastoncillo con un poco de alcohol para una limpieza más profunda y exhaustiva, aunque se puede correr el riesgo de dañar las placas o borrar el brillo.
Además de limpiar la plancha con regularidad para que no se depositen residuos en la superficie, normas básicas como dónde guardarla son fundamentales para prolongar su duración. "Se recomienda guardar en un estuche térmico con su protector de placas siempre. Lo que nos permite guardarla aunque aún esté caliente evitando que alguien se queme o que la styler se lleve golpes", apuntan desde Ghd.
En el caso de la marca, para simplificar el uso de sus herramientas, estas tienen un sistema de seguridad que apaga la plancha cuando han pasado unos minutos sin ser usadas. No es necesario dejar descansar la herramienta mientras nos peinamos, tal y como explica la experta, basta con apagarla cuando la acabemos de utilizar.
Uno de los pasos fundamentales y que podemos descuidar por las prisas es el proceso de apagado. La forma más correcta de hacerlo es primero pulsar el botón y cuando la plancha haya dejado de funcionar, desenchufarla -sin nada de tirar del enchufe-. Si prestamos atención al lugar en el que guardamos los perfumes, para mejorar su conservación y que su fórmula no se altere, con la plancha del pelo también hay que tener un lugar reservado, además de guardarla en su propio neceser con protección térmica. En Amazon encontramos, además, superficies a modo de alfombrillas de silicona en las que apoyar plancha, tenacilla, etc, durante su uso, para no dañar ningún mueble ni las placas.
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