Ana Vicente, de A Clareo, en la zona de lavado para mascotas, que dispone de una lavadora y una secadora propias, además de una bañera con dispensador de champú, acondicionador y antipulgas. El servicio está en un espacio independiente de la lavandería de O Milladoiro, con otras cuatro secadoras y tres lavadoras; además de párking gratuito. Sandra Alonso
La Lavandería A Clareo abrió sus puertas en el peor momento de todos, en mayo del 2020, en pleno confinamiento. Fueron unos inicios «muy duros» para el negocio de O Milladoiro (Ames), en el que invirtieron buena parte de sus ahorros Ana Vicente y Moncho Vázquez, pensando en tener «un retiro placentero», cuentan. La rianxeira, vecina de Biduído desde hace más de 30 años, se puso al frente del establecimiento de autolavado aprovechando un «local que teníamos parado y sin muchas opciones de que alguien lo alquilase», en una calle con poco tránsito, la rúa Xaquín Lorenzo. Aunque considerado un servicio esencial, «al principio la gente no venía por aquí porque estaban encerrados en sus casas», y «también nos afectaron mucho los cierres perimetrales ya que parte de los clientes son de Teo».
Sandra Alonso
Poco a poco, Ana está comprobando cómo sube la concurrencia. Y, lejos de esperar de brazos cruzados a que la situación termine de remontar por sí sola, ha implantado un nuevo y curioso servicio complementario, aprovechando un espacio del mismo local en desuso. Desde hace un par de meses cuentan, en una zona independiente del resto, con un «lavacáns». Así, de su lavandería igual salen clientes con la colada como con el perro limpio.
A Clareo Pets, relata, surgió de la propuesta de un técnico que fue a arreglar una avería: «Algunas personas con animales venían a lavar los accesorios de sus mascotas, incluidas las camitas. Al tener cojines, muchas veces la máquina se paraba al centrifugar y fue un técnico quien nos dijo que hay lavadoras especiales que van ancladas al suelo para evitar este problema en el centrifugado. Decidimos entonces montar un apartado específico, con su propia lavadora, secadora y un sitio en el que bañar también a los peludiños». Ana tiene dos perros (Pistón y Totó, un bóxer de casi 10 años y un mestizo «muy cariñoso y vivo») y creyó que sería muy práctico tener la posibilidad de lavar a la mascota mientras uno espera a que esté lista la colada. «Cuando vivíamos en un piso nos encantaba bañar al perro, pero luego limpiar el baño ya no era tan divertido», recuerda Ana, quien se dedicó durante muchos años a llevar el peso de las tareas del hogar mientras su marido estuvo embarcado. La bañera para animales, además de agua caliente, dispone de su propio champú, acondicionador y antipulgas, un secador (con aire intenso o moderado) y un proceso de desinfección de la máquina al acabar. El precio es de 6 euros por 10 minutos de tiempo efectivo, ya que se puede parar la cuenta atrás mientras uno enjabona al animal. «Suele ser tiempo más que suficiente para bañar a un perro de tamaño medio», apuntan desde A Clareo, en donde además ofrecen un espacio de aparcamiento cubierto exclusivo para clientes.
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